xvii.

    Subida a su roca, tres centímetros y medio de peligro a la derecha, tres y medio a la izquierda, con la mar embravecida de olas que lamían y confundían la línea del horizonte, plana y (casi) muda.

    Mientras quede mar...
    decía.
    A su borde, bailando,
    Aura.