iii.

Le había dicho que acabaría con él y Aquiles pensó que sólo estaba ligando. Intentándolo. Si bien era la forma más extraña de coquetear que había visto nunca, él no le pondría ni queja ni freno a ese par de piernas largas. Estigia quería hacerle tragar todos sus demonios, ardientes y ponzoñosos. Y quería ver como su hundía, porque ella era así. Deletérea. Egoísta. Furiosa. Le daba igual. Alguien habría dicho que le tiraba de huevo izquierdo y en su caso era casi así.

Qué puedo decir. 
Ambos se aburrían. Ella para tender la trampa y él para ir de visita a la boca de lobo.