xxxi.

Quiero saber si, alguna vez, llegaste a pensar en todo el mal que causaste. Si alguna vez llegaste a verte y comprenderte como el volcán que eres. Tratándose de la geopolítica del momento, después de todos esos reactivos terrestres y de las locuras que había hecho USA aquella buena mañana del 7 de julio de 2026, un volcán como tú lo hubiera destrozado todo. Creo que no eras consciente de ello.
Decías cyborgs, cyborgs, ¡cyborgs! y en el fondo de tus pupilas yo veía lo muy consciente que eras de lo que significaban los cyborgs. La destrucción de todo lo que no era cyborg, claro. Cuando la humanidad trae algo nuevo, lo viejo queda obsoleto. Siempre ocurre. Ocurrió con con las primeras muestras de tecnología primitiva: las mejoras desbancaban a los primeros pasos torpes que dio el hombre y los apartaba del juego. Quién quiere un walkman (¡reliquia del pasado!) pudiendo llevar la música incoporada al cuerpo.
Quien quiere humanos teniendo cyborgs.

Esta es nuestra guerra, Aura.
Tú no eras más que otro grano de arena que deseaba a los cyborgs por encima del humano. No fuiste más que los demás que participaron en el cyborg-movimiento. Pero hiciste lo tuyo, zorra cabrona.
Todo debe morir.

          (Los cyborgs deben morir. Y por eso estamos nosotros aquí. Sicarios, nos llamáis. Restauradores, somos).

Sigo siendo el Narrador 1, por si alguien se lo estaba preguntando.